Armenios cuyanos

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#ArmeniosenArgentina, por Andrea Vaccarezza*

Seguimos recorriendo las colectividades armenias de la Argentina y el segundo destino es Mendoza, la tierra del sol y del buen vino. Esta provincia que se caracteriza por haber sido el escenario de grandes hitos de la historia argentina como el Cruce de los Andes (1817), también fue territorio para un hecho histórico que involucra a la comunidad armenia. Uno de sus protagonistas fue Diego Tazedjian, con quien conversamos y nos adentramos en el mundo armenio mendocino.

Oriundo de Buenos Aires, Diego llegó a Mendoza junto a su familia con apenas 9 años cuando trasladaron a su padre por trabajo. Durante ese año, Diego recuerda que sus abuelos Juan Tazedjian e Irma Blanca Medina estuvieron de visita en su nueva casa. Convivieron por 45 días y fue entonces cuando su abuelo armenio le contó parte de su historia:

“Él contaba cómo había llegado a la Argentina, que había llegado en barco, que a su papá lo habían llevado a la guerra y no lo había visto más. Después, pudo traer a su mamá. Su hermano se había ido a Francia pero  terminaron viniendo a Buenos Aires. El comentario de esa parte de la historia es muy vago. Parte de esa historia es como que la borrás o la contás hasta ahí”.

Diego se lamenta no tener más detalles de la historia de su abuelo, pero entiende que era un tema tabú, un dolor muy grande y muy difícil de comprender para un niño tan pequeño. Sumado al hecho de que su abuelo no se casó con una mujer armenia, sino con una criolla, esto hizo que las tradiciones y hábitos típicos de la cultura armenia pierdan cierta continuidad en la vida de Diego. Sin embargo, eso no lo detuvo y su interés por conocer a fondo sus orígenes estuvieron latentes hasta que, ya como adulto, encontró la forma de plasmarlo y expresarlo.

En 2006, Diego tomó la iniciativa de comenzar a relacionarse con los armenios de Mendoza con el objetivo de conocerse y organizarse. Al principio, fue un trabajo muy artesanal, de hecho hasta acudieron a la guía telefónica para buscar personas con apellido terminado en “ian”. Afortunadamente, fue muy productivo porque encontraron nuevos compatriotas y lograron reunir a un grupo de hasta 15 a 20 personas, en su mayoría todos nietos de armenios.

Al desarrollar este vínculo, comenzaron a surgir iniciativas muy interesantes como, por ejemplo, las clases de armenio que daba Anastasia, de origen georgeano. Diego no llegó a aprender el idioma por medio de su abuelo, pero gracias a estas lecciones, se adentró un poco más en el lenguaje de sus raíces y pasó gratos momentos junto a su compañero de clases, Juan Carlos. Otras de las enseñanzas de la colectividad para Diego fue aprender a cocinar comida armenia, hoy ya un hobby y su forma de agasajar en encuentros familiares y/o especiales.

“Con una amiga, Leila, hacemos Lahmadjú cuando nos juntamos. También, cada uno lo prepara en su casa con masa casera, amasada a palote. Lleva mucho trabajo pero lo hago con gusto. Son 3 dias de trabajo intenso pero es la mejor forma de agasajar y transmitir nuestra cultura”.

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Los armenios, presentes en Mendoza

Los armenios, presentes en Mendoza

Para difundir estas tradiciones culinarias, la Colectividad Armenia de Mendoza organizaba Ferias del Plato que se desarrollaban en varios distritos, en las cuales se invitaba a un brindis con degustación de comida típica y, lo más importante, de elaboración propia. Sin embargo, hubo un evento que Diego recuerda con mucha emoción no solo por su magnitud y el gran esfuerzo que implicó, sino también por el excelente recibimiento del público en general.  En 2007, los armenios de Mendoza presentaron a Kaiané (Compañía Argentina de Danzas Folklóricas Armenias) y al conjunto de música cordobés, Kusán, en la famosa Fiesta de Colectividades que se realiza todos los años en el departamento de Guaymallén. Fue un aporte muy importante para la difusión de la música y la danza armenia en una provincia que no conocía mucho esta cultura. La comida no estuvo ausente, ya que Armenia también contó con su gazebo ofreciendo manjares dulces y salados.

Vivenciar ese encuentro fue tan importante que hasta dejó una marca de por vida para Diego: en esa oportunidad, Diego y su esposa alojaron en su casa a algunos bailarines de Kaiané, entre ellos, una bailarina armenia llamada Anush. Impactados por la originalidad y el significado de su nombre (dulce), en ese mismo momento la pareja acordó que cuando tuvieran una hija mujer la llamarían de ese modo. Y así fue: hoy Anush Tazedjian tiene 4 años y, aunque aún es muy pequeña, ya posee una huella de su origen a través de su nombre.

Los armenios de Mendoza no se conocían y gracias al esfuerzo de este grupo de personas formaron la Colectividad Armenia de Mendoza y se llevaron adelante varias actividades que sedimentaron las bases para seguir trabajando en conjunto en un futuro. Lamentablemente, hoy en día esa organización no está activa pero el espíritu armenio sigue latente en las tierras de Cuyo y el pasado 24 de abril no pasó desapercibido. En conmemoración al 100 Aniversario del Genocidio Armenio, los armenios mendocinos realizaron una misa en la Iglesia San Jorge, aportando su grano de arena para esta lucha de memoria, verdad y justicia.

 

*Andrea Vaccarezza es Lic. en Ciencias de la Comunicación (UBA)

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Colectividad armenia de la provincia de Mendoza
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