ARMENIOS DE MONTAÑA Y RÍO

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#ArmeniosenArgentina, por Andrea Vaccarezza

 

Ciudad de lagos, arroyos, ríos de deshielo y montañas, San Carlos de Bariloche es la ciudad más poblada y turística de la Patagonia argentina. Junto a la cordillera de los Andes y a orillas del lago Nahuel Huapi, Bariloche se destaca por sus centros de esquí, el aire puro del bosque y su fascinante arquitectura inspirada en diseños alpinos y europeos.

Entre sus habitantes, se encuentra Christian Jivelekian, quien oriundo del barrio de Caballito de la Capital Federal, decidió instalarse en Bariloche hace ya 12 años, quizás, en busca de nuevos horizontes. Sin embargo, fue hace apenas 5 años que Christian comenzó a develar las razones profundas de esa migración interna. 

 

A LA DISTANCIA

La historia de Chrisitian narra que siempre vivenció de forma muy lejana la armeneidad. Su abuelo armenio Luis, falleció en 1982 cuando él apenas tenía 9 años de edad, con cual no tuvo la oportunidad de tener el contacto directo con la Madre Tierra. Con la colaboración de su padre, Miguel Ángel, solo recuerda que Don Luis Jivelekian era Presidente del Área Latinoamericana de la Asociación Misionera Armenia de Argentina (A.M.A.A). Esta entidad se encargaba de brindar ayuda a cualquier armenio con necesidades en Argentina, a través de fondos enviados desde los Estados Unidos. Además, realizaban cenas con música armenia y bailes tradicionales para recaudar dinero y conferencias para difundir la cultura de origen.

Tras la muerte de Luis, A.M.A.A dejó de funcionar y Christian no tuvo más contacto con la cultura armenia más que ir los fines de semanas a la Unión General Armenia de Cultura Física para jugar al fútbol.

“Creo que un montón de cosas fueron llevando a que esté distanciado de lo armenio. Creo que hubo una cuestión generacional de que mi abuelo no transmitió mucho a mi papá y mi papá tampoco a mí. Siempre que me encontraba con armenios, me encontraba con esa pregunta: ¿fuiste a colegio armenio?, ¿sabés hablar armenio? y yo siempre decía que no, nunca podía responder a esas preguntas afirmativamente”, cuenta Christian.

Al no saber el idioma armenio ni asistir a un colegio armenio, el joven se sentía por fuera de la comunidad, sumado al hecho de que su aspecto físico tampoco entraba en el estereotipo, pues de pequeño era rubio de ojos celestes al igual que su madre, descendiente alemana.

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El despertar

El despertar

Christian Jivelekian en las montañas de Bariloche

 

Una noche de 2010 en Bariloche, Christian compartió una cena con el matrimonio Aspé Sarafian y Alejandro Avedissian y se topó, nuevamente, con aquellas preguntas “¿sabés hablar armenios”, “¿fuiste a colegio armenio”. Una vez más, no pudo responder de forma afirmativa, pero algo sucedió en su interior y decidió tomar otra posición frente a esta situación. Al poco tiempo, Christian comenzó a investigar y a interiorizarse sobre la historia, la cultura de su abuelo y, sobre todo, a encontrarse él mismo dentro del pueblo armenio. Una bocanada de aire vino de la mano de Eduardo Kozanlian, quien le acercó libros, videos y mucha información necesaria para conocer sobre parte de su identidad.

 

Amante de la fotografía y de las caminatas por las montañas, Christian encontró, en el año del Centenario del Genocidio, el modo de expresar este despertar armenio a través de la muestra de fotos “Hermana Agua. Homenaje al pueblo armenio”.

 

“Decidí hacer una muestra a través del agua porque me pareció que el ciclo del agua era un símbolo sanador de lo que le pasó al pueblo armenio. Tomé la deportación como un camino involuntario hacia la muerte y el ciclo del agua es un ciclo que nutre y está lleno de vida. Decidí utilizar ese símbolo para tomar conciencia o para sanar, de alguna forma. Porque no me siento con derecho para ponerme del lado de la militancia porque todavía no soy consciente, aprendí mucho de la lucha que hay detrás de cada palabra, entonces decidí hacerlo desde un lugar en donde yo me sentí cómodo, sin faltarle el respeto a toda esa lucha”, expresa Christian.

 

Las imágenes muestran de principio a fin el camino que recorre el arroyo Casa de Piedra de Bariloche, considerando al agua como elemento que une a todos los seres humanos, porque todos están hechos de eso y a su trayectoria como un camino de vida voluntario.

 

En el mes de junio de este año, se realizó la exposición en la Sala Chonek del Museo de Patagonia, con el auspicio y el aval del Consejo Nacional Armenio y de la Cátedra Libre De Estudios Armenios Dink de Neuquén y la Universidad del COMAHUE. La conmemoración de los 100 años del Genocidio, también contó con una conferencia “Reflexiones sobre cien año de impunidad y negación del Genocidio” a cargo de Martín Lozada (Fiscal de Cámara y Profesor Regular de la UNRN), Adrián Moyano (Licenciado en Ciencias Políticas y Periodista) para hablar del genocidio mapuche y Julieta Ojunian (Coordinadora de la Cátedra Libre de Estudios Armenios Hrant Dink, Fa.Hu. - UNCo).

La conferencia "Reflexiones sobre cien año de impunidad y negación del Genocidio” 

 

Para Chrisitian, esto fue la primera experiencia participativa para y por la armeneidad y está más que satisfecho con este primer paso y aporte desde su lugar. Precavido, sostiene que debe manejar este despertar con cautela: “Siento que me despertó la curiosidad. Enseguida uno piensa, bueno, quiero aprender a hablar, viajar a armenia, conocer todo y, por ahí es mucho, todo junto. Creo que voy de a poquito, tratando de empaparme de todo eso porque tampoco quiero que sea algo que me abrume demasiado y termine rechazándolo”.

 

Sorprendido, ahora entiende por qué, aparentemente ‘de la nada’ decidió vivir en Bariloche, un lugar con montañas y río muy similar a Armenia. Ahora, comprende la razón por la cual camina las zona cordilleranas como si hubiera nacido ahí. El Ararat comenzó a iluminarlo.

 

Foto principal de Christian Jivelekian

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Comunidad Armenia de Bariloche - Provincia de Río Negro
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