Rubén Vardanyan
Este edificio se encuentra cerca de la entrada de Etchmiadzín, la sede del Patriarca de la Iglesia Armenia. En los pasillos se alinean las sotanas negras y púrpuras de los clérigos y a cada hora el aire se llena con sonidos de canto y de alabanza.
Cien años más tarde, los cánticos espirituales sustituyeron las canciones que alguna vez fueron entonadas en este edificio: los suaves murmullos de los niños, los huérfanos del Genocidio Armenio. El abuelo de Vardanyan, Hamayak, era uno de ellos.
Hamayak, el abuelo de Rubén Vardanyan |
"Su padre y sus dos hermanos fueron asesinados durante el Genocidio. Él huyó a pie de Archesh, provincia de Van, en el Imperio Otomano, lugar donde él y todos los miembros de su familia habían crecido. Caminó hacia el norte con su madre y otros miembros de la familia, pero a los pocos días de llegar a Armenia Oriental su madre y su hermana murieron", explica Vardanyan.
Actualmente, Rubén Vardanyan es uno de los pioneros armenios nacidos en Armenia que pasa gran parte de su tiempo trabajando para reconstruir el país. Como Irlanda e Israel, Armenia es uno de los países que tiene más ciudadanos que viven fuera de la patria que en ella. Vardanyan está en el buen camino para hacer que Armenia eleve su mirada. Él es un sobreviviente que ha logrado prosperar y quiere que Armenia haga lo mismo.
Rubén Vardanyan se mudó a Moscú en su adolescencia, luego de graduarse como uno de los mejores de su curso y fue premiado con un lugar para estudiar Economía en la prestigiosa Universidad Estatal de Moscú. Se embarcó en una carrera en finanzas en la nueva Rusia independiente y se convirtió en uno de los miembros fundadores de uno de los bancos de inversión más exitosos del país.
Mientras trabajaba hasta altas horas de la madrugada en fusiones y adquisiciones y en la oferta pública inicial, vio que su tierra natal sufría los efectos del devastador terremoto, el bloqueo económico de Turquía, los efectos de las ex Repúblicas Soviéticas tras su separación de Moscú y el impacto de la guerra con la vecina Azerbaiyán. "Retrocedimos del siglo XX hasta el siglo XVII casi de noche a la mañana. Tuvimos que calentar las casas con leña, e incluso llegar a quemar libros para sobrevivir al invierno. Nos teníamos que levantar a las cinco de la mañana paras hacer colas durante horas para conseguir pan, para seguir vivos”. A medida que el país comenzó a reconstruirse poco a poco, Vardanyan pensó que ser un espectador no era suficiente y que era hora de hacer algo.
Con una carrera internacional, una educación y una experiencia siendo consejero de algunas de las mejores empresas del mundo, poco sorprende que Vardanyan sienta que “ya he vivido cuatro vidas”. Y está a punto de comenzar una quinta que, para él es, quizás, la más importante de todas.
Empezó hace más de una década cuando Vardanyan, mientras estudiaba en la Universidad de Harvard, se encontró con Noubar Afeyan, un empresario de origen armenio con sede en Boston. Ambos empresarios que tienen muchas cosas en común, comenzaron a pensar sobre cómo se podrían unir y utilizar sus habilidades empresariales y su experiencia para beneficiar a Armenia. 100 LIVES es el resultado de muchos años de tormentas de ideas entre ambos, quienes decidieron aprovechar el Centenario del Genocidio para llevar la atención sobre Armenia y estimular el cambio.
"Armenia es un país independiente desde hace 25 años, pero como pueblo y como nación en el sentido más amplio de la palabra, la civilización armenia tiene 5.000 años de antigüedad. Necesitamos construir sobre eso. Tenemos que liberarnos de nuestro sentimiento de víctima y mirar hacia el futuro".
"Eso es difícil. Requiere una reformulación completa de nuestra forma de pensar. Lo que Noubar y yo esperamos hacer con este proyecto es alentar a Armenia y a los armenios a mirar más allá de la supervivencia y hacia la prosperidad. Puede ser revolucionario, pero es una revolución desde un ángulo completamente diferente”.
"Estamos tratando de cambiar la mentalidad y la perspectiva", dice Vardanyan.
Rubén Vardanyan junto a su esposa Veronika Zonabend |
Al salir del edificio donde creció su abuelo, la hermana de Rubén, Marine le dice a su hermano: “Esto sirve para demostrar que, cuando cada hombre o mujer hace lo que él o ella puede, las pequeñas acciones se suman para hacer una gran diferencia…” Vardanyan espera que los armenios de todo el mundo sientan lo mismo y hagan lo que puedan.
Rubén Vardanyan junto a su hermana, la compositora Marine Ales |