Foto: 20 de mayo. Actividad por el 100 aniversario del Genocidio en el Salón Azul de la Biblioteca Central de La Universidad Nacional del Comahue. El Coro de Cámara de la Universidad Nacional del Comahue preparó canciones armenias que forman parte de su repertorio.
En Neuquén no existe una estructura comunitaria armenia tradicional como en Buenos Aires, Córdoba o Rosario. En alguna oportunidad, existió la intención de formalizar una organización pero, por diversos motivos, no llegó a consolidarse. De todos modos, eso no resulta un impedimento para que Julieta Ojunian, junto a colegas y otros armenios de la región, pueda llevar adelante diversas actividades en pos del conocimiento, el reconocimiento y la cultura armenia.
Durante la niñez, las grandes reuniones familiares eran frecuentes en la casa de la familia Ojunian y ella se preguntaba ¿por qué el bisabuelo había venido de Armenia antes 1915?
“Una vez mi papá me dio un libro que tenía en la tapa una fotografía del Ararat vieja, totalmente vieja. Recién comprendí de lo que él hablaba cuando tenía 16, 17 años. Ahí, descubrí que todo eso venía por la parte armenia. Después, lo deje en stand by hasta que entré a la Universidad”, narra la joven Licenciada en Políticas Internacionales.
Estudiar “Historia Universal Contemporánea” y que no se haga referencia alguna al pueblo armenio ni al Genocidio, fue un puntapié para que Julieta no se permita ser indiferente ante esa amarga sensación de impunidad que sintió. En medio de lecturas e investigación sobre su identidad y la historia de sus antepasados, se puso en contacto con el sitio ian.cc. Sorpresivamente, una día recibió una caja repleta de libros y videos junto a una emotiva carta que le revelaba que la luz y la fuerza del Ararat se habían encendido en ella. Estaba firmada por quien hoy es su mentor político; Eduardo Kozalian: “Él realmente me desasnó y me enseñó sobre esta búsqueda de la identidad, cómo perpetuar lo armenio, independientemente de la generación, de la falta de una familia armenia completa; en el sentido, de que yo estaba a más de 1200 km de distancia de Buenos Aires, prácticamente, en un isla para lo armenio”, recuerda la Lic. Ojunian.