Deportivo Armenio - primera entrega

Por Emilia Erbetta

 

Armenio Corazón

El primer recuerdo que Luciano Nakis tiene de Deportivo Armenio es un partido en la cancha de Defensores de Belgrano, contra Almagro, en el que su equipo perdía 2 a 0. Era 1984 y Luciano, que hoy es vicepresidente 1° del club, tenía 7 años. Ese día el Armenio dio vuelta el partido y ganó 4 a 2. Todavía no tenían cancha propia y en Defensores jugaban de local. “Toda la semana esperaba que fuera sábado para ir a la cancha con mi papá. Mi ídolo era Oligario Alderete, que jugaba de 8, en el medio campo y te mataba, era un titán”, se acuerda Luciano, que en un partido se  puso a llorar porque a su Hércules lo sacaron  de la cancha en camilla y sangrando.

Fundado en 1962, Deportivo Armenio se llamó en un primer momento Club Armenio de Fútbol, hasta que en 1968 cambió su nombre por el actual y en 1970 se afilió a la AFA. En su escudo se distingue la silueta del inconfundible Monte Ararat y la letra e, del alfabeto armenio, en referencia a la palabra ‘eutyun’, ‘esencia’, en idioma español. En un principio, los fundadores querían incluir un jachkar (cruz de piedra), pero como la AFA no permitía símbolos religiosos, quedó la letra e.

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La gran hazaña

La gran hazaña

Su historia está marcada por una hazaña y dos partidos históricos: entre 1986 y 1987, Deportivo Armenio rompió el record de la mayoría de partidos sin perder, con una racha de 38 partidos ganadores, de la mano de Alberto Parsechian y el capitán era Miguel Gardarian. De esa época, Luciano recuerda: “Cuando llegamos al Nacional B, los equipos con los que competíamos eran todos monstruos: eran municipios contra nosotros y Armenio era un grupito de amigos que se habían juntado y querían ascender”.

Después de la racha ganadora, Armenio ascendió (por primera y última vez) a Primera División. Luciano todavía recuerda el primer partido en la nueva categoría, contra Boca, en la cancha de Vélez. “En ese partido le entregamos una bandera de Armenio a La 12 y  todos los hinchas de Boca gritaban “Armenio corazón”. Todavía hoy cuando lo cuento se me pone la piel de gallina”. Ese día perdieron 4 a 2, pero iban a tener revancha, en el segundo torneo que Armenio jugó en primera división. Ese día de 1988 le ganaron a Boca con un gol de Silvio “la fiera” Maciel. Esa pelota fue el punto final de la carrera del arquero Hugo “Loco” Gatti.

La venta de Maciel a un equipo alemán le permitió al club terminar el estadio Armenia, en el predio de Ingeniero Maschwitz, en Escobar, donde todavía funciona hoy. “Se hizo con el aporte de muchos amigos, allegados, socios vitalicios. Un amigo donó un vestuario, el otro donó otro vestuario, entre dos o tres donaron la tribuna. Así logramos tener nuestra cancha de cemento, que es mucho”, subraya Nakis.

Esos años fueron gloriosos en Deportivo Armenio. Después el club perdió la categoría y hoy da pelea en la Primera B Metropolitana. Sin embargo, aunque desde lo futbolístico no atraviesa su mejor momento, diariamente recibe más de 300 chicos para jugar a la pelota. Esa, asegura Nakis, es una de las tareas más importantes del club, que hoy tiene 600 socios, a nivel social: “Somos educadores de chicos, no solo formadores de jugadores de fútbol. Con los chicos tenés que estar en todos los detalles: si se lavan los dientes, si se bañan después de entrenar, cómo se atan los botines… para nosotros el futbol es una disciplina y estamos cambiando la mentalidad del jugador que llamamos al club, para que salga un hombre formado, serio y con responsabilidad”. 

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