Gregorio Hairabedian durante la lectura de la sentencia. Buenos Aires, Argentina. Marzo de 2011
Foto: Analía Perona
Basado en el principio de jurisdicción universal e imprescriptibilidad de crímenes de lesa humanidad, Gregorio comenzó esta larga batalla. “Consulté con muchos y me decían ‘cómo vas a hacer un juicio por la verdad si no está el procedimiento’, porque ellos hacían referencia a un caso concreto. Pero acá es distinto, hay que hablar sobre algo relacionado con un proceso. Casualmente yo tenía una base política, filosófica diferente; tenía una apreciación de las cosas distinto al de esos abogados”, explica Gregorio. “Nosotros no dirigimos la demanda contra los autores materiales o ideológicos, sino que contra el Estado turco que está específicamente configurado”, subraya Hairabedian.
Finalmente, en marzo de 2011, el juez federal Norberto Oyarbide sentenció que “el Estado turco cometió el delito de genocidio en perjuicio del pueblo armenio en el período comprendido entre los años 1915 y 1923”. De esta forma, el Genocidio Armenio, un crimen de lesa humanidad, cometido en el Imperio Otomano, fue juzgado, bajo el principio de jurisdicción universal, en tribunales argentinos, donde un juez de esa nacionalidad declaró culpable al estado de Turquía.