Nubar Alexanian

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Ya sea que revelen el mundo antiguo de los pescadores de New Hampshire en la serie “Gloucester,” que muestren retratos maravillosamente reveladores de personalidades como Colin Powell o que retraten delicados tallos de olivos en Yalova, Turquía, las fotografías de Nubar Alexanian son a la vez frágiles y rígidas – una interacción suave y serena de luz y sombra, que resulta el más extraño de los placeres.
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Ya sea que revelen el mundo antiguo de los pescadores de New Hampshire en la serie “Gloucester,” que muestren retratos maravillosamente reveladores de personalidades como Colin Powell o que retraten delicados tallos de olivos en Yalova, Turquía, las fotografías de Nubar Alexanian son a la vez frágiles y rígidas – una interacción suave y serena de luz y sombra, que resulta el más extraño de los placeres.
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Nacido en Worcester, estado de Massachusetts, Alexanian estudió en la Universidad de Boston, antes de convertirse en uno de los fotógrafos documentalistas más destacados del país. Sus obras aparecieron en las publicaciones más reconocidas alrededor del mundo, como las revistas Life, The New York Times, Time, Newsweek, GEO, Fortune, entre muchas otras. También ha organizado exposiciones individuales en las galerías de arte Corcoran Gallery of Art, Burden Gallery y el Walker Art Center, entre otros.  

Actualmente, Nubar vive en Gloucester, Massachusetts, con su esposa Rebecca. Su hija Abby vive en la localidad próxima de Waltham, donde cursa sus estudios en la Heller School of Policy and Management de la Universidad de Brandeis. La mayor pasión de Nubar, fuera de su familia y su trabajo, es la pesca con mosca, que es quizás su momento de descanso en medio de la intensidad con la que aborda otros aspectos de su vida.

 

Preguntas simples y cicatrices del silencio

Como tantas otras familias armenias, los Alexanian nunca hablaban del Genocidio. “Mis abuelos nunca hablaron del tema con mis padres y mis padres nunca lo hablaron conmigo y yo nunca lo hablé con mi hija”, dice Nubar. 

Pero todo esto cambió un día de octubre de 2011, cuando su hija Abby, medio armenia, por parte de padre, le hizo una simple pregunta: “Papá, ¿vendrías conmigo a Armenia?

“Scars of Silence” (“Cicatrices del silencio”) es el resultado de esa pregunta. Desde hace cinco años Nubar y Abby están trabajando en la producción de un filme documental que se titula “Scars of Silence: Three Generations from the Armenian Genocide” (“Cicatrices del silencio: tres generaciones del Genocidio Armenio”) cuyo estreno está previsto para diciembre de 2016.

 

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                                           Nubar Alexanian y su hija Abby

Four Turkish villagers meet in US
 

La geografía de la familia de Nubar es fascinante en sí misma, ya que cada uno de sus cuatro abuelos es originario de una aldea diferente de Turquía.

La abuela materna de Nubar, Vartui Serabian Antranigian, nació y creció en una de las cuatro aldeas armenias de Yalova, Turquía, ubicada cerca de Constantinopla. Se casó a los 12 años, su marido venía de una familia de panaderos y con él tuvo tres hijas. En 1917, presenció la matanza de casi toda su familia; los únicos que sobrevivieron fueron su hermano menor y sus tres hijas, a las que un vecino turco bondadoso alojó en secreto por una noche. Al día siguiente, los obligaron a partir en una marcha de la muerte por más de 600 kilómetros desde Yalova hasta Alepo, en Siria. Sometida a las peores adversidades y actos de brutalidad, Vartui perdió el rastro de su hermano en el camino y trágicamente la obligaron a dejar morir a sus hijas convalecientes a la vera de la ruta. Ella tenía 18 años.   

Finalmente, Vartui llegó a Alepo. Nubar cree que su abuela llevaba puesto algún uniforme de panadera, porque cuando atravesaba el pueblo, en una larga fila de mujeres destinadas a morir, un doctor turco se le acercó y le preguntó si sabía cocinar. 

Durante dos años, fue la cocinera de la familia y en 1919 este mismo doctor turco le pagó un pasaje a Estados Unidos. También le dio una alfombra de seda para que la vendiera y así tenga algo de dinero.  

Con un gesto conmovedor, le dijo que podía regresar cuando ella quisiera y le dio un pequeño papel con toda la información que necesitaría para localizarlo. Finalmente, Vartiu llegó a Worcester, Massachusetts, donde en ese entonces había una importante comunidad armenia. Una vez allí y como parte de un matrimonio concertado, se casó con Bedros, el abuelo de Alexanian.

Bedros Torosian, el abuelo materno de Nubar, nació en 1887, creció en un orfanato alemán cerca de Tadem, en la Región de Kharberd de la Armenia histórica. “Torosian vivió en el orfanato alemán hasta los 15 años y se formó como carpintero”, explica Nubar. Logró escapar del viejo país y llegar a Francia y luego a Argentina, antes de arribar finalmente en Worcester, Massachusetts en 1916.

Bedros y Vartui se casaron en Massachusetts y tuvieron tres hijos: Nubar, Alice y Rose Torosian. Lamentablemente, Vartui falleció cuando Nubar tenía tan sólo tres años, por lo que nunca tuvo la oportunidad de hablar con ella acerca de sus vivencias durante el Genocidio Armenio. 

 

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            Los abuelos maternos de Nubar, Vartui Serabian Antranigian y Bedros Torosian

Parsegh Alexanian, el abuelo paterno de Nubar, nació en 1881 en la aldea de Shentil, también ubicada en la región de Kharberd y llegó a Estados Unidos en 1898 a los 17 años. Su abuela paterna, Varter (Rose) Goshdigian escapó las Masacres Hamidianas de 1896 a los 20 años. Durante la realización de su documental, Nubar y Abby visitaron la aldea de Husseinig, de donde era oriunda su abuela paterna y encontraron la parcela de tierra donde ella se crió. “En la película, yo regreso tres años después, e intento comprar esa tierra como un acto de rebelión reparador: para que vuelva a ser armenia”, dice Nubar. 

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           Los abuelos paternos de Nubar, Parsegh Alexanian y Varter (Rose) Goshdigian

A través de un lente, agradecido

Curiosamente, en una época en la que se “vuelve a las raíces”, Nubar no se interesó por explorar ese mundo sino hasta que su hija le hizo una pegunta simple, pero decisiva. “Como fotoperiodista, viajé a más de 30 países, pero nunca fui a Armenia. Siempre me sentí plenamente estadounidense”, dice Nubar. “Crecí en el seno de una familia totalmente armenia, en una cultura totalmente armenia, mi lengua materna fue la armenia…pero no sabía nada acerca de lo que es ser armenio”.

Si bien Nubar ya cuenta con cinco libros de fotografía publicados, él cree que “Scars of Silence” será su gran logro. Y mientras su nueva obra, que le llevó cinco años de trabajo apasionado, se concreta, Nubar también se toma su tiempo para agradecerles a aquellos que ayudaron a su familia a sobrevivir hace muchos años: “Le estoy muy agradecido al doctor turco que salvó a mi abuela y a los misioneros alemanes que criaron a mi abuelo en un orfanato y le dieron un oficio y un futuro”.  

 
La historia fue verificada por el Equipo de Investigación de 100 LIVES.
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El fotógrafo documentalista norteamericano revisa las "Cicatrices del Silencio" de sus ancestros
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